Un modismo es
una expresión fija cuyo significado no puede deducirse de las palabras que
la componen. Se trata de una costumbre lingüística que permite
condensar una idea en pocas palabras y transmitir dicho concepto a todos
aquellos que comparten una misma lengua.
En ocasiones
se confunden a los modismos con los refranes, aunque éstos tienen una
intención pedagógica o aleccionadora y, además, suelen expresarse en rima.
Veamos
algunos ejemplos de modismos en la lengua española para comprender cómo
funcionan estas costumbres idiomáticas.
La expresión “irse por las ramas” se
utiliza para hacer referencia a quien no aborda un tema de manera directa, sino
que intenta acercarse a la situación de forma sutil y dando ciertos rodeos, ya
se voluntariamente o sin darse cuenta: “La policía le dijo al sospechoso
que no se fuera por las ramas y que explicara con claridad qué estaba haciendo
allí”.
Otros muchos
ejemplos de modismos habituales que se usan en el castellano de manera
frecuente son los siguientes:
• Ahogarse en un vaso de agua. Se utiliza para referirse a que una persona se
agobia muy fácilmente y ante cualquier pequeño giro inesperado no sabe cómo
solucionarlo y cómo actuar.
• Bailar con la más fea. En este caso, dicho modismo se usa para dejar constancia de que a alguien le ha tocado la peor parte en un trabajo, en una relación…
• Hacer castillos en el aire. Se emplea esta expresión para mostrar que alguien
es muy fantasioso y que no está apegado a la realidad.
• Desvestir un santo para vestir a otro. Este otro modismo es habitual que se emplee para decir constancia de que para solucionar un problema se ha generado otro.
• Tirar la toalla, se usa para decir que alguien se rinde ante una situación determinada.
De la misma
manera, tampoco podemos pasar por alto el hecho de que modismo, en otras muchas
ocasiones, se utiliza como sinónimo de idiotismo. En este caso, por tanto, lo
que viene a dejar patente es una expresión que no cumple con las reglas
gramaticales que existen en una lengua concreta.
Un claro
ejemplo de ese idiotismo o de modismo es el giro “a ojos vistas”. Este rompe
claramente con las normas de la gramática del castellano ya que usa palabras,
como podemos ver, que no tienen correspondencia en cuanto a género: ojos es un
vocablo masculino y vistas es femenino.
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